Queen of Ylang

Noté el embriagador aroma de las orquídeas que me acariciaba y me envolvía. Me escondí detrás de un árbol para ver qué pasaba.
Empezaron a aparecer figuras semitransparentes con vestidos vaporosos del color de las alas de las mariposas. Flotaban grácilmente en el aire, sin tocar el suelo. Traían pequeños frasquitos, trozos de flores y ramitas de plantas, y lo pusieron todo junto en un mismo lugar. Una de las hadas comenzó a mover sus manos como si estuviera mezclando las pinturas en la paleta de un artista. Todos los ingredientes que habían traído ascendieron, creando un vórtice que surcó el aire, se abrió paso entre las plantas circundantes y descendió lentamente hasta un ánfora profusamente decorada. El hada la tomó en brazos y se dirigió hacia mí. Me sonrió. ¡Sabía que había estado allí todo el tiempo! Asintió suavemente, invitándome a salir de mi escondite. Sentí que las hojas de las plantas me abrazaban. Unas cuantas flores de color amarillo brillante se posaron sobre mi cabello. Mi cuerpo estaba inmerso en la fragancia más hermosa que jamás hubiera visto. El hada me entregó el ánfora y dijo: ¡Bienvenida, reina nuestra! Ahora eres la soberana del imperio del Ylang-ylang. Las plantas que me rodeaban inclinaron sus cabezas hacia abajo, en señal de saludo, y el aroma infinitamente sensual de la orquídea Ylang llenó el aire.

¡Despierta a la reina que hay en ti y no te olvides de vivir!