Love in Vetiver

El agua la acaricia tiernamente y ella respira los aromas del crepúsculo. Y cuando la noche llega con su canción de cuna, el aire huele a vetiver. A través de los tallos, el hada ve a la gente nadar durante el día: ¡qué hermosos y felices son! Especialmente los más pequeños. Ríen y juegan en las frías aguas del lago, y las nubes flotan por el cielo y por la superficie del lago como majestuosos barcos en el mar. Ella intenta no ser vista por el ojo humano, pues de lo contrario se desvanecería para siempre. Está enamorada del Príncipe de la Luna. Él viene a verla una vez se pone el sol. La ilumina durante la noche; ambos se reflejan en el agua cristalina, mientras ella baila para él. El Príncipe observa, conteniendo el aliento, cómo los pies descalzos de esta excitante criatura saltan sobre el agua mientras en el aire se escuchan los tonos tranquilos de una sonata de piano. El hada, exhausta, saluda a su príncipe antes de echarse en los reconfortantes brazos del vetiver y dejarse arrullar por el susurro de la hierba. Muy temprano por la mañana, le hace cosquillas en la cara y anuncia la llegada de un nuevo día de sol, brisa y aromas mágicos.

Respira la magia del día a día y no te olvides de vivir.